La libreta de mano del siglo XXI

Como siempre que se lanza un nuevo producto tecnológico, el anuncio del Apple iPad causo un enorme revuelo, terabytes de información han circulado en la red sobre el tema, sin embargo la mayor parte de ellos son un reciclaje de lo que dijo Steve Jobs y lo que está en el web de Apple.


¿Que opinar del iPad? ¿qué aporta? ¿que sentido tiene? Tan bonito y todo, pero ¿servirá? ¿quién lo usará? ¿servirá para algo más de ser un “gadget” de moda? ¿Lo podrán llevar los estudiantes a la universidad? ¿lo podrán usar los médicos, o los arquitectos o los trabajadores sociales en vez de la antigua tabla de llevar hojas de papel? ¿O es simplemente un lector de libros, la competencia del Kindle de Amazon?

En lo personal soy partidario de estas máquinas, espero ver aparatos como esos de bajo precio en las maletas de los niños de las escuelas campesinas, en las manos de un paramedico mientras atiende un paciente a bordo de una ambulancia, en las manos de un agrónomo que visita un cultivo.

También acompañando a un creativo, diseñador o un experto en color cuando está aprobando al lado de una rotativa en una imprenta (una prueba de color virtual). Teniendo el archivo original en pantalla y comparandolo con impresión que el operario ponen en la mesa de luz. Lo que no deja de ser una ironía, el aparato del que hablo, “reemplaza” al iPad_iBook-2.jpgimpreso, al “libro” producto con que inicio Gutenberg la imprenta.

En cualquier caso es importante ver también el otro lado de la moneda, la revista Wired hizo una lista de 10 cosas que no tiene. De ellas me parece que la ausencia más grave es de capacidad de desarrollar múltiplea tareas de manera simultánea. Lo que quita al iPad de la categoría de computadores y la pone en el nivel de simple gadget.

También me parece grave que no tenga GPS, un componente que se hace cada vez más importante en la comunicación y informática móviles.

Y es increíble que no tenga USB. Hay que recordar que la U en USB es por universal y aunque no ha logrado serlo, si se ha acercado y mucho, no solo por las memorias de bolsillo USB que son uno de los artefactos electrónicos más cotidianos en la actualidad sino por los miles de cacharros que se pueden conectar de esta manera unos con otros. Claro, la tendencia es que la conectividad sea cada vez más inalámbrica, pero por ahora el cable es USB.

De otro lado, yo difiero de los de Wired porque creo que un aparato de estos se espera que no tenga teclado, claro hace falta teclado, pero me parece genial la solución que tiene. Me parece que lo que hace falta es un muy buen software de reconocimiento de escritura, la gracia de un artefacto de este tamaño y formato es que nos pueda servir para tomar notas en una reunión o una clase. Y ese tipo de notas (por lo menos en mi caso) no siempre son solo texto lineal, son esquemas, con textos, notas al lado, dibujos, mapas conceptuales.

Yo sueño con un aparato de este estilo pero que se base la posibilidad de unir mediante anotaciones manuscritas información diversa, como un bloc de papel amarillo pero cuyas notas están idexadas, tienen etiquetas y pueden contener audio, video, fotos, archivos de cualquier tipo. Incluso el audio de la reunión en la que tomé las notas.

Creo que finalmente eso es lo que extraño en el iPad, aun crudo para ser la libreta de mano del siglo XXI… tal vez un poco menos crudo que los intentos anteriores de “tablets” autónomos, pero aun le falta y eso que muchas de las cosas que se queja Wired responder más a decisiones de mercado que buscan no favorecer a su competencia, como en el caso de la ausencia del formato Flash de Adobe que busca favorecer el formato QuickTime de la misma casa Apple, o la ausencia de GPS que seguramente estará en la próxima versión, así sea en un forma muy Mac, como está en el iPhone II.

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