Los libros, la cultura, el aprendizaje, la escritura, los poemas, la literatura, es el conocimiento de la humanidad el se encuentra en los libros, hoy no vamos a discutir si los libros son en formato digitales o en papel, porque ese no es punto, hoy hablaremos del placer de leer, para celebrar el día internacional del libro con lectura.
Los libros son fuente de conocimiento son vitalidad en el pesar del día a día, son claridad en la confusión, son respuestas y también son preguntas, es la humanidad y soy yo. La lectura es una actividad intelectual que permite darle peso y volumen a nuestros pensamientos, la lectura nos permite expresar nuestro sentir (alegrías, tristezas, amores, etc.).
Quien lee se expresa, dice y concluye con profundidad, quien escucha y no lee, no comprende las dimensiones de lo expresado, la buena lectura se hace necesaria para generar, crear e innovar, para construir acuerdos, para captar el mundo de los otros y para aportar y sobre todo porque la lectura me construye desde mi propio centro.
Es importante animar a nuestros hijos, familiares y amigos (hasta donde podamos llegar) a incursionar en las aventura de leer, es nuestra misión apagar la televisión, acallar el ruido externo e interno que los medios de comunicación masivos nos han creado, construyamos nuestras propias historias, hagamos un acto revolucionario y leamos junto a otros, sin duda es fascinante escuchar un poema de Neruda, vivir con el Quijote sus empresas, preguntarse junto a Shakespeare y pensar al lado de Borges, son muchos los amigos con los que podemos compartir y revivir la acción eterna de unas palabras.
En un mundo cada día más acelerado, en un mundo sin tiempo, en un mundo reducido solo a unos pocos familiares, en un mundo donde el campo es industria, la cuidad un cuarto para dormir, la calle una masa anónima, la vida es un buen salario, allí en lo gris podemos dar color y pintar sonrisas, tiempos infinitos, cálidas caricias y eternos encuentros con lo conocido y lo por conocer.
La palabra vale más que mil imágenes y es la intención transformadora la que se pone en marcha para liberar la mente, el sentir y la acción para sentir al otro en total libertad porque no hay tiempo ni espacio.
Miguel de Cervantes Saavedra, gloria de las letras españolas, nació el 29 de septiembre de 1547 en Alcalá de Henares (Madrid). Cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas. Cuando contaba 4 años de edad se trasladó con su familia a Valladolid, ciudad donde estaba afincada la corte del rey de España, Felipe II. En el año 1561 la corte fue trasladada a Madrid, en donde la familia Cervantes se traslada también. Poco se sabe de los estudios que cursara Miguel en su infancia y adolescencia, pero no parece que fueran los que hoy llamamos universitarios. En 1605 publica la primera parte del Quijote; el éxito dura poco. En 1606 regresa a Madrid, en donde vive con apuros económicos y se entrega a la creación literaria. En sus últimos años publica las «Novelas ejemplares» (1613), el «Viaje del Parnaso» (1614), «Ocho comedias y ocho entremeses» (1615) y la segunda parte del Quijote (1615). El triunfo literario no lo libró de sus penurias económicas, murió en Madrid el 23 de abril de 1616 y fue enterrado de caridad.
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